Llamada de la ONU para evitar un cambio climático catastrófico
El mundo deberá emprender transformaciones «rápidas» y «sin precedentes» en sectores como la energía, la industria o las infraestructuras si quiere limitar el alza de las temperaturas a 1,5ºC, meta que contendría eventuales daños
irreversibles en el medio ambiente y en la calidad de vida de la especie humana.
Los expertos de la ONU sobre el cambio climático (IPCC) publicaron hoy un informe de 400 páginas «para los responsables políticos» en el que exponen los numerosos impactos climáticos que afronta el planeta y que podrían aumentar si las temperaturas suben más de 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales: olas de calor, extinción de especies, deshielo de los casquetes polares, etc.
«Cada pequeño episodio de calentamiento adicional importa, sobre todo porque superar los 1,5ºC aumenta el riesgo de cambios profundos o incluso irreversibles, como la pérdida de algunos ecosistemas», explica Hans-Otto Poertner, copresidente de esta reunión del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), en la que participaron investigadores y representantes de los Estados la semana pasada en Corea del Sur.
Si el calentamiento «sigue creciendo al ritmo actual» por culpa de las emisiones de gas de efecto invernadero, se alcanzará un alza de las temperaturas mundiales de 1,5ºC «entre 2030 y 2052», señala el informe basado en más de 6000 estudios.
Y si los Estados se ciñen a los compromisos de reducción de emisiones que presentaron en el Acuerdo de París sobre el clima, en 2015, la subida de las temperaturas será de 3ºC a finales del siglo XXI.
¿Qué se puede hacer para evitar ese escenario, teniendo en cuenta que las emisiones mundiales vinculadas a las energías volvieron a crecer en 2017? Para el IPCC, las emisiones de CO2 deberán caer un 45% de aquí a 2030 para limitar el calentamiento a 1,5ºC, y el mundo deberá alcanzar en 2050 una «neutralidad de carbono», es decir, que tendrá que dejar de emitir más CO2 del que se retira de la atmósfera.
Los expertos de la ONU piden a todos los sectores implicados que lleven a cabo «una transición rápida» y de una magnitud «sin precedentes» para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Insisten en la energía, ya que el carbón, el gas y el petróleo son responsables de tres cuartas partes de las emisiones, y proponen varios escenarios que incluyen distintas acciones posibles.
Para el IPCC de la ONU, las emisiones de CO2 deberán caer en un 45% de aquí a 2030 para limitar el calentamiento a 1,5ºC, y el mundo deberá alcanzar en 2050 una «neutralidad de carbono», es decir, que tendrá que dejar de emitir más CO2 del que se retira de la atmósfera.
«El informe da a los responsables políticos la información que necesitan para tomar decisiones para luchar contra el cambio climático sin olvidar las necesidades de las poblaciones», explica la sudafricana Debra Roberts, otra copresidenta de esa reunión, que considera el informe como «un llamamiento a la coordinación».
«Los próximos años serán los más determinantes de nuestra historia», asegura.
Su colega francesa, la climatóloga Valérie Masson-Delmotte, que también estuvo en Corea del Sur, cree que el informe deja un «balance lúcido y difícil: la política de los pequeños pasos no basta».
«Si no actuamos ahora, nos dirigimos hacia un mundo en el que estaremos siempre gestionando crisis», afirma. «La buena noticia es que hay acciones en curso en el mundo, pero habría que acelerarlas para tener transiciones suaves.
La verdadera pregunta es esta: ¿estará la gente dispuesta a actuar y habrá bastante voluntad política colectiva?».
«No estamos condenados a un alza de 3ºC», opina el climatólogo Myles Allen. «Estamos ligados a nuestras acciones pasadas, pero todo es posible en el futuro», dice el investigador británico.
Jim Skea, del Imperial College de Londres, dijo que habían intentado «ver si las condiciones necesarias para mantener 1,5ºC estaban reunidas». «Sí, las leyes de la física y de la química lo permiten, así como las tecnologías, el cambio de los modos de vida y las inversiones. Lo último, y sobre lo que los científicos no pueden responder, es si es posible políticamente e institucionalmente. Enviamos el mensaje a los gobiernos, les dimos las pruebas, les toca a ellos ahora».
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