Se viene una nueva ley de Residuos Peligrosos

¿Por qué son peligrosos los residuos peligrosos? Ácidos, solventes, metales pesados, tintas y tinturas, tolueno y benceno, desechos de pintura, baterías con plomo, lámparas eléctricas, níquel, insecticidas, baterías de auto, PVC, cadmio. Estos elementos químicos son compañeros casi inseparables de nuestra rutina pero, en silencio, sus dosis tóxicas dejan huellas: problemas de aprendizaje, impacto en la tiroides y el sistema hormonal, daños al sistema nervioso y circulatorio en los adultos, lesiones en riñones y huesos y fallas respiratorias son algunos de los males que nos pueden acechar por la exposición continua a estas fuentes dañinas. Sobre todo, si no se tienen recaudos.

«El riesgo con los residuos peligrosos está en su mala gestión», sintetiza Ariana Rozanek, titular de la Dirección de Residuos Peligrosos de la Nación, «por eso estamos impulsando una nueva ley».

El proyecto, que en corto plazo sería elevado por el Poder Ejecutivo al Congreso, tiene por finalidad «facilitar el trabajo de identificación del producto para que tenga el tratamiento adecuado».

«Queremos cambiar un poco la dinámica y derogar la ley de residuos industriales, que tiene imposibilidades técnicas para ser reglamentada. Así, solo quedarían dos normas de presupuestos mínimos: la de residuos domiciliarios y la de peligrosos».

El principal cambio, explica la funcionaria, «es que la pila del control remoto que descartamos no pueda ser tratada como un residuo industrial o peligroso. Sí, la usa la industria, pero el residuo es de generación domiciliaria, entonces la gestión que se la va a dar es dentro de la ley de residuos domiciliarios y no en la de peligrosos».

«La normativa actual tipifica a los productos por si contienen plomo o metales pesados, sin importar las características de las concentraciones. Apuntamos a que solo sean peligrosos aquellos que por sus características y cantidades deban gestionarse de una manera determinada. Porque si cualquier cosa que posea uno de estos elementos es peligrosa, entonces el teléfono celular es un residuo peligroso, y eso no tiene sentido. Cada residuo tiene características de peligrosidad diferente según su concentración: no es lo mismo una computadora que 1.000, depende de cuánto se genera para saber si es peligroso o no. Hoy, con la ley actual, todo es peligroso»

Rozanek aclara que «las sustancias bajo observación serán las mismas, pero vamos a tener un nomenclador de residuos: no alcanzará con estar listado, sino que debe presentar una característica peligrosa. Se va a reducir mucho el universo de los que se consideran residuos peligrosos, que serán solo aquellos que presenten peligrosidad al estar expuesto a ellos pero, otra vez, de acuerdo a sus características y concentraciones. Esto va en el sentido del Convenio de Basilea que ratificó nuestro país».

Con mayores ítems desagregados, se busca que el residuo producido llegue al operador con las mayores especificaciones de contenido, y despejar dudas sobre el tratamiento que necesita.

Quemar, reciclar, triturar, rellenar

Una vez que están generados es el turno de gestionarlos. Néstor, un gerente de una empresa de almacenamiento de residuos peligrosos en la provincia de Santa Fe resume su tarea: «Lo que hacemos retirar los residuos del generador, reacondicionarlos y distribuirlos según el tratamiento que necesita cada uno de ellos».

Los residuos peligrosos se dividen, según los estándares internaciones generales, en cuatro categorías:

  • Inflamables, que pueden generar incendios.
  • Corrosivos, capaces de corroer metales.
  • Reactivos, que pueden ocasionar explosiones y/o gases tóxicos.
  • Tóxicos, dañinos cuando se ingieren o se absorben.

Luego de definir el tratamiento, los operadores se encargan de su gestión. «Nosotros trabajamos con los residuos que generan las industrias, dentro de ellos hay comunes y peligrosos. Brindamos servicios que incluyen recolección, transporte y logística. Cuando el cliente toma contacto, lo visitamos para hacer un relevo de la actividad y los tipos de residuos que genera y cotizamos el retiro y el tratamiento. En los peligrosos, se analizan sus características y el tratamiento más conveniente desde el punto de vista ambiental y económico o, si amerita, cómo se puede reutilizar», detalla Claudia Kalinec, directora del Grupo Pelco a este medio.

La firma procesa unas 80 mil toneladas anuales de residuos, con plantas en Buenos Aires y Santa Fe con las que capta envíos desde todo el país. Kalinec describe que «en los últimos meses creció la corriente de residuos del agro, sobre todo por los envases de agroquímicos. También hay mayor conciencia sobre los electrónicos. Los residuos de hidrocarburos y petroleras son una constante durante todo el año. Cada uno de ellos tiene un tratamiento distinto. En el caso de pilas y baterías nosotros no tenemos tecnología para tratarlas, pero firmamos convenios con un operador en Bélgica que recupera el litio y les hicimos una exportación».

Néstor explica que «básicamente hay tres tecnologías para tratar los residuos peligrosos: la incineración directa es la más agresiva con el medio ambiente. El coprocesamiento es una de las más amigables porque no genera gases, y es muy utilizada por las cementeras, que abastecen sus hornos con los residuos para generar calor. Por último, a los que no se los puede quemar se les realiza un proceso de inertización y van a rellenos de seguridad, pero también es complicado a nivel medioambiental. Los electrónicos se destinan a los recicladores, mientras que para las lámparas eléctricas el proceso más común es triturarlas en una máquina que captura el mercurio (que luego es tratado). Otras empresas se dedican a destilar los solventes y los bioperadores se ocupan de reciclar el aceite usado en los motores».

Las estrellas en el arte de la reutilización son las baterías de autos. Se recupera la totalidad de la batería: el plástico se muele, se limpia y va a la fundidora de plástico, el plomo se vuelve a fundir en lingotes y el ácido se trata para reutilizarlo. Es una industria que recircula casi un 100% de los materiales, es muy poco lo que se dispone para tratamiento final. «Cada batería vuelve al auto reciclada, de hecho me parece irracional pensar en usar nuevos materiales», sostiene Fernando, dueño de una firma de fundición de la provincia de La Pampa.

Aunque se muestra a favor de una modificación en la legislación, advierte que existe un circuito ilegal de operadores que se desempeñan sin estar inscriptos en el Ministerio de Ambiente. «Es lamentable, porque entonces estar en regla y dentro de todos los marcos legales te hace menos competitivo«, se queja.

Los costos son otro punto a tener en cuenta. «Para el generador no es barato, porque el transporte y tratamiento es caro y requiere de muchas habilitaciones. Hoy las pymes están complicadas y el costo del manejo de residuos las complica», dice Néstor.

Kalinec considera que «debería ser un costo que las industrias tengan incorporado, pero muchas veces no es así. Lo vemos en la cuenca Matanza – Riachuelo. Las industrias vuelcan porque dicen que no le dan las cuentas para enviarlos a tratamiento. Es la historia de la ‘frazada corta’. Falta información y conciencia ambiental sobre el impacto que genera en la salud. Un residuo peligroso contamina el agua, y después está en contacto con la gente o entra a tu casa».

En definitiva, los alcances de la responsabilidad es otro de los temas clave. Fernando sugiere que «cada consumidor tendría que ser responsable de lo que pasa con su batería. Si estuviera obligado, el círculo cerraría mejor. También el kiosco debería hacerse cargo de recibir la pila usada por cada pila que vende. En la logística lo mismo, si para un camión no le cuesta más plata entregar 10.000 pilas y llevarse 10.000 usadas».

Kalinec destaca como fundamental que la nueva legislación trate «la responsabilidad extendida que tiene el generador o importador de hacerse cargo de la logística inversa para el correcto tratamiento de residuos. En cuanto al ciudadano, en sociedades más maduras se separa los residuos peligros en contenedores exclusivos y hay hasta cinco bolsas distintas para tirar la basura. Pero estamos lejos de eso».

Según Rozanek, el nuevo marco normativo que reemplazará a la ley 24.051 (del año 1992) «generará un incentivo importante para los generadores de residuos en términos de responsabilidad. Como esta culmina cuando el residuo va a un proceso de recuperación o reutilización, la idea es que las industrias que con sus tecnologías tiendan a recuperar residuos ganen un poco más de mercado por sobre las que tienden a la disposición final. A eso apunta el proyecto».

Otra variante sería la simplificación a la hora de obtener el permiso para tratar los residuos peligrosos ante las autoridades locales, sin necesidad de un doble permiso de la Nación. «A los generadores no se les pedirán tantos requisitos, solo datos básicos, porque en definitiva no pueden dejar de generar residuos, es propio de su actividad», explica la funcionaria.

«Queremos que todos gestionemos igual, que la ley se debata y tenga consenso para que en todo el país hablemos el mismo idioma», concluye. La idea es que esté vigente antes de 2018, ya que en el Gobierno consideran que este es un buen año para discutir temas que no dejen tan en evidencia cuestiones políticas y electorales.

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2 Respuestas

  1. Enrique Juan Lauría. dice:

    Si las legislaciones van a ser locales,que cada Provincia habilite para tratar sus propios residuos como le parezca,pero que no tenga validez nacional porque se tendería a perjudicar a las Pcias mas responsables,ya que sus tratadores se quedarían afuera del mercado por «cuestiones de costos», ya que pareciera que este tema es mas importante que el medio ambiente en sí. El transporte interprovincial debe ser monitoreado y controlado por la Nación para no permitir desvíos.

  2. Juan Ramos dice:

    El PVC no es peligroso. Seguramente el transcriptor de la nota (o el traductor automático) lo confundió con PCBs.

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