La revolución de los biomateriales
El mundo de la bioeconomía tuvo su gran congreso anual en Amsterdam. Medio millar de expertos, entre los que se encontraban políticos y asesores de varios países -incluidos el Parlamento Europeo y el gobierno de EE. UU.-, empresarios, traders y científicos, se dieron cita en el moderno complejo de Passenger Terminal para participar del World Biobased Market.
A lo largo de dos intensas jornadas se expusieron varios casos de éxitos de negocios basados en productos biológicos, y se debatieron las oportunidades y los desafíos que deberá afrontar el sector.
En el ingreso al hall principal se lucía un automóvil cuya carrocería e interior estaba fabricada íntegramente con materiales renovables. Desarrollado en forma conjunta por estudiantes finlandeses de la Universidad Metropolia de Helsinsky y Biofore (del grupo UPM), una empresa dedicada a la innovación en productos derivados de biomasa.
Se trata de un “concept car”, que cuenta con un motor diésel provisto por Volkswagen, que utiliza biodiésel 100% y saldrá al mercado el próximo año. Si bien, por tratarse de autos que se fabrican de a una unidad será más caro que un auto elaborado en serie, Biofore intenta mostrar que varias piezas de los automóviles ya tienen sus sustitutos renovables.
En los stands, varias empresas promocionaban sus productos de base biológica y tecnologías de procesos de conversión de biomasa en plásticos. Incluso, los estados norteamericanos de Iowa y Maine mostraron sus ventajas competitivas para la generación de biomasa para que se radiquen nuevas industrias.
El arranque del evento fue excitante. Luego de los discursos de apertura de las autoridades, Gabe Davies, ex surfista profesional, expuso el caso de éxito de la empresa de ropa Patagonia, que reemplazó el neoprene en sus trajes de agua por yulex, un material que se logra a partir de la goma natural en Guatemala. El yulex se obtiene de bosques manejados bajo normas de sustentabilidad certificadas, y presenta propiedades mecánicas superiores al neoprene.
Este fue uno de los aspectos novedosos: ya no se busca una simple sustitución del derivado del petróleo por razones ambientales, sino que el nuevo producto debe superar en prestaciones al convencional.
En el mismo panel de Davies, participó un referente de la firma Braskem, la empresa brasilera que provee de polietileno renovable a la danesa Lego, representantes del USDA, un asesor de la Comisión Europea y un representante de una empresa consultora en financiamiento.
“El petróleo fluye a las refinerías porque el combustible les da un buen retorno, pero la demanda, excepto para la aviación, irá en descenso en los próximos años y es esperable una política agresiva de las petroleras en el sector petroquímico”, destacó este último. Para darle pelea, “la innovación tiene que venir por productos superiores a sus competidores fósiles y ese el verdadero éxito de Patagonia” agregó.
Luego llegó el turno de David Babson, asesor principal del USDA, quien contó que están trabajando en diferentes sellos para el envasado que certifique el grado de sustentabilidad de los productos. “El carbono es la columna vertebral de la economía y el material básico de la bioeconomía. Incluso si alcanzamos el 75% de los acuerdos de París, aún estamos en problemas. Necesitamos una descarbonización rápida” advirtió.
Sorpresa: el asesor del Departamento de Agricultura de EE. UU. hablaba del acuerdo de París, del que Trump decidió retirarse. Los oyentes quedamos ansiosos por que llegue el momento de las preguntas y como era de esperarse, todas giraron en torno a la negativa del presidente al cambio climático y cuál era la posición del USDA frente a ello.
Hábil como político argentino a la hora de responder preguntas incómodas, dejó una frase más que interesante: “Los que creen en el cambio climático son los consumidores que demandan productos que provengan de fuentes renovables y por eso estamos trabajando en un sello que les garantice eso”.
El evento mostró varios casos de éxitos en el sector de bioplásticos y biopolímeros. Desfilaron empresas como Michelin, Lego, British Petroleum (BP), Total, KLM, AkzoNobel, Procter & Gamble y varias más. Se discutieron propuestas para la instauración de un carbon tax; es decir, impuestos diferenciales para los productos derivados de biomasa respecto de los fósiles y otras propuestas que permitan diferenciarlos. Y hasta expusieron empresas contratistas de EE. UU. que compran y enfardan los rastrojos de maíz a los productores y luego los venden a las plantas de biocombustibles celulósicos.
En materia de bioenergía, el foco estuvo puesto en la generación a partir de fuentes celulósicas o de residuos. Sin embargo, no faltaron las críticas a la política europea, hasta incluso de los mismos industriales de biocombustibles celulósicos, quienes se quejaron de las marchas y contramarchas en la política bioenergética. Ello atenta contra la seguridad jurídica y afecta a todas las industrias.
Se duplica el mercado para los biológicos
El mercado mundial de productos de base biológica viene creciendo exponencialmente. Mientras que en 2015 alcanzaba los U$S 200.000 millones, para 2020 los pronósticos indican que la cifra se duplicará.
Cada día son más los consumidores que vuelcan sus preferencias por productos más amigables con el medio ambiente, y las principales marcas de productos de consumo se están volcando hacía estrategias de green marketing para ganar competitividad. Uno claro ejemplo fue el anuncio hace un mes de la empresa de juguetes Lego, al presentar al mercado una línea de bloquecitos elaborada a partir de polietileno derivado de la caña de azúcar obtenido por Braskem en Brasil.
La sustitución de fuentes fósiles ya no solo alcanza a la energía. Un nuevo mundo de productos químicos renovables, a partir de materiales sustentables obtenidos de biomasa, se suman a los ya consolidados biocombustibles. Las oportunidades están allí, y el sector de base biológica necesita tener las condiciones adecuadas para aprovechar el creciente apetito de estos productos.
La integración de las cadenas de valor, los procesos de producción eficientes y el apoyo regulatorio y financiero son claves para el éxito, coincidieron en el Congreso.
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