Construcción: el vidrio convertido en cemento
El cemento hidráulico tendrá una versión ecológica, más amigable con el ambiente. Investigadores mexicanos encontraron una solución que el cemento tradicional pueda reducir a la mitad su emisión de dióxido de carbono: convirtieron cemento verde con el reciclaje de vidrio de desecho urbano.
Una investigación desarrollada por un equipo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), unidad Saltillo, que converge con otras medidas internacionales en procura de conservar los recursos naturales y reconstruir los ya consumidos.
El investigador José Iván Escalante García, a cargo del proyecto, brindó detalles sobre la confección del cemento a partir de la reutilización del vidrio: «Es logísticamente más sencillo y más benéfico para el ambiente que hacerlo a través de la propia industria de ese material». Asimismo, esgrimió conceptos para postular el desempeño de esta alternativa de cemento como ecológico, orgánico y sustentable. Explicó que es una versión renovada del cemento Portland, el más utilizado en la industria de la construcción por estar dotado de una eficaz combinación de prioridades, que sin embargo libera en su producción grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera: un kilogramo de CO2 por cada cantidad idéntica del producto.
Para producir «cemento verde», los investigadores emplearon vidrio de todo tipo que debe someterse a un proceso de lavado, secado, triturado y molido para luego ser combinado con piedra caliza, un mineral abundante y de muy bajo costo.
En el siguiente paso se debe activar la mezcla obtenida mediante una solución de compuestos alcalinos. «La principal ventaja sería aprovecharse de un desperdicio industrial para convertirlo en material útil, en vez de generar más basura», consideró el experto del Cinvestav.
Escalante también explicó que para aplicar este proceso a escalas industriales no se requieren grandes adecuaciones a la infraestructura que hoy se usa para fabricar cemento. A su vez, su costo de producción podrá ser ligeramente menor en comparación con el del Portland debido a que se elimina el uso de hornos que operan a 1450 °C.
Bajo la venia de estas herramientas estadísticas, el equipo de investigación construyeron un cemento que puede considerarse ecológico por dos razones: contribuye al reciclaje de vidrio urbano y en su proceso productivo se emite menos cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera en comparación con la del Portland convencional. Basado en las experiencias con otras familias de cementos ecológicos que también trabajan en el Cinvestav-Saltillo, Escalante García estima que la reducción de emisiones es un 50% menor al impacto generado por los cementos tradicionales.
En la actualidad, diversos equipos científicos en el mundo experimentan con enfoques diferentes reconvertir el vidrio y transformarlo en cementos y concretos. En Estados Unidos y Europa, resolvieron aprovecharlo como sustituto de la arena en la elaboración de morteros y concretos.
En cambio, el proceso propuesto por los científicos del Cinvestav, que ya cuenta con dos solicitudes de patente a nivel nacional, se enfoca a la producción de un cemento alternativo al Portland. El nicho de mercado más apropiado para esta innovación sería la industria de los productos prefabricados para la construcción; es decir, paneles, mamparas, entre otros.
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